Como ya hemos hablando anteriormente, el suelo pélvico es una estructura muscular, ligamentosa y fascial que tapiza la parte inferior de nuestra pélvis y es de suma importancia para el sostén de las vísceras pélvicas (vejiga, útero, recto), manteniendo su posición y evitando que desciendan.

Además, tiene un papel muy importante en la contención de orina y de heces y en la función sexual y reproductora, tanto en hombres como en mujeres.

Dada la anatomía que presenta la mujer y las etapas por las que pasa a lo largo de la vida, es más frecuente encontrar disfunciones en estos casos, pero es imprescindible en el hombre, al igual que en la mujer, tener un buen tono de esta musculatura para un mayor control de la vejiga, mayor disfrute en las relaciones sexuales y mejoras posturales y de la estabilidad lumbopélvica entre otras cosas. Podéis consultar las causas más frecuentes y lesivas de esta estructura pinchando aquí.


Por otro lado, hay que aclarar que, en muchas ocasiones, el suelo pélvico no es la causa exacta que produce la sintomatología que nos refieren los pacientes, hay que revisar también toda la estructura lumbopélvica de manera global (zona lumbar, sacra, ilíacos, musculatura abdominal, en especial el transverso del abdomen, etc) y toda la irrigación sanguínea e inervación que llega a la zona ya que puede ser la causa de los dolores o síntomas que presentamos.

Además, hay que tener en cuenta posibles traumas como es un parto, una episiotomía, un desgarro… o problemas de las propias vísceras intrapélvicas que nos están perturbando el buen funcionamiento de toda la zona en general.

Es, por tanto, bastante más complejo de lo que parece y es por ello que un buen diagnóstico y una buena exploración son imprescindibles para acercarnos a la causa principal del problema.

Ahora bien, ¿sabemos cuándo tenemos que hacer una revisión de toda la zona? ¿qué signos y síntomas nos hacen sospechar que es posible que presentemos alguna alteración?

  • ¿Vas al baño más de 7-8 veces al día?
  • ¿Tienes pequeñas pérdidas de orina sin darte cuenta?
  • ¿Tienes alguna pérdida cuando haces esfuerzos como reír, correr, toser?
  • ¿Te aparecen ganas de ir al servicio de forma brusca y  no te da tiempo a llegar al baño?
  • ¿Presentas con frecuencia infecciones de orina?
  • ¿Tienes sensación de peso o bulto en la vagina?
  • ¿Te despiertas por las noches más de 1-2 veces para ir al servicio?
  • ¿Practicas deportes de alto impacto que impliquen salto, carrera, etc?
  • ¿Trabajas cargando pesos o practicas deportes con mucha carga?
  • ¿Has tenido un parto vaginal?
  • Si es así, ¿fue un parto con algún instrumental como fórceps o ventosa?
  • ¿Presentas episiotomía?
  • ¿El peso del bebé fue muy elevado?
  • ¿Tienes molestias o dolor durante las relaciones sexuales?
  • ¿Sobrepeso?

Estás son algunas de las situaciones que nos pueden hacer sospechar de la existencia de alguna alteración y, aunque no siempre tiene por qué existir ningún problema, si que sería importante hacer una revisión igualmente para comprobar que todo está funcionando de forma adecuada.

Si tienes cualquier consulta, no dudes en escibirnos, estamos para ayudarte.

¡Feliz día!